domingo, octubre 22, 2017

el monje.

Tomada de la red
Recordar toda una vida, tan larga como las centurias, como todo el tiempo que ha estado en este mundo, muchos inviernos y otras tantas primaveras han pasado junto a el y no han cambiado el semblante ni la apariencia de este monje; aquel que llego al monasterios hace ya varios siglos y que ha pesar de que han pasado muchos abad  aun continua en ese pequeño templo siendo un humilde monje encargado de las mas pesadas tareas, quizá como penitencia de toda la vida que ha aceptado con resignación.
ahora tiene que salir a un nuevo mundo muy distinto al que dejo cuando entro al monasterio; un mundo que ha cambiado como si fuera un suspiro, que ya no se anda a caballo o a pie; que las distancias se recorren en horas, no en días; su tiempo en el monasterio ha terminado, no por que quiera, sino porque el ultimo abad le ha aconsejado que debe conocer todo aquello que se negó a conocer personalmente, que lo conoció por medio de las noticias que llegaban al templo, de los numerosos cambios: recordaba la ultima salida del templo cuando los propios compatriotas los echaban del lugar, de la agresión que sufrieron a manos de las milicias  de aquellas palizas que recibieron los monjes y que el mismo intento detener sin éxito.
sin la indumentaria que caracterizaba a los monjes salio del templo principal, para dirigirse al pueblo para empezar un largo peregrinaje a otras tierras, con la bendición del abad y con una identidad nueva puesto que necesitaba una, recorrió quizá por ultima vez los jardines y los terrenos del monasterio, tratando de preservar cada lugar en la mente y pensando en que le puede esperar fuera de las murallas, ¿Como ha cambiado el mundo? No era el mismo que había dejado cuando llego por intermediación del abad antiguo tan antiguo como el, pero que ahora veía su tumba y su fecha de liberación tantos años ya vividos y sin embargo con el recuerdo fresco de que era al que le debía su paz interna ya que antes de llegar al monasterio fue de todo: ladrón, asesino, entre muchas cosas que le hicieron daño en su espíritu y en su corazón y que aquel bondadoso monje le curo de la mejor manera.
"El camino sera largo, pero en comparación a tu vida sera solo un suspiro" fueron las palabras que dijo el actual abad, conociendo el pensamiento de su hermano al no querer salir, pero consciente de su ciclo, el cual aun no terminaba y no tenia una fecha cercana a finalizar apuro el camino hacia el pueblo para también despedirse de los pocos amigos que llevo a tener en el: personas ya ancianas que le conocieron desde niños y que asombrados observaban que no  cambiaba y no tenia arrugas ni las canas que ellos empezaron a tener.
A pesar de sus cientos de años su andar era ligero, en parte por el ejercicio continuo y por las pesadas labores no solo en el templo, a veces también ayudaba a los de pueblo, su rostro reflejaba una paz ,pero a la vez la mirada era directa y podía ver a través de los ojos de las personas quienes eran de confiar; entro al pueblo como siempre en silencio y con el mala en la mano recitando los sutras de Buda mentalmente y recordando que no debía permanecer mucho tiempo en el pueblo solo el necesario para despedirse de sus conocidos y amigos.
El máximo dirigente del pueblo al verlo llegar sin las ropas de monje, se sorprendió y se extraño del aspecto tan juvenil de su amigo; recordó que desde que tenia memoria el era así, y no ha cambiado nada en esos 50 años de conocerlo, lo recibió con un abrazo y un "alabado sea Buda" a lo que el monje respondió con las manos en el pecho y una pequeña reverencia además de una sonrisa franca y sincera.
"Así que al fin sales del templo, ¿A donde te diriges?" Fueron las palabras que complementaron el abrazo que el anciano le dio; "aún no se; esperare un poco para dirigir mis pasos a otras tierras primero viajare a algún puerto, pero no se bien a donde me lleve el destino o Buda."
El viaje sera largo pero todo empieza con el primer paso, así empezara una aventura que se había prolongado por siglos, dejando atrás lo vivido y poniendo de nuevo la atención al mundo que estaba por descubrir...