jueves, febrero 06, 2014

El Francotirador II...

El clima era envidiable, un calor que invitaba a salir a la playa y nadar en el mar; la habitación era acogedora, Frank y  Raizel se acomodaron y esperaron a que la temperatura bajara un poco afuera, mientras tanto ellos creaban el calor  dentro de esas cuatro paredes; muchas veces habían soñado ese momento de llegar a un paraíso que les permitiera descansar y disfrutar de estas paradisiacas tierras.
Caía la tarde cuando salieron de su habitación a la playa, ella no noto que dos personas lo seguían a corta distancia, parecían de la misma ciudad; solo los distinguía su actitud de vigilancia, Frank no perdía detalle de estos personajes no podía evitar sentir algo de desconfianza y recelo pero también pensó que como eran extranjeros, además él no era el tipo que buscara problemas, había aprendido lo básico para evitar cualquier eventualidad.
La playa se encontraba aun abarrotada de gente, buscaron un lugar para poder descansar y pasar la tarde disfrutando la brisa del mar, ella se apartó de el  un momento para ir a nadar un rato al mar, el quedo contemplando el gracioso andar de su novia; mas absorto estaba cuando las dos personas que lo vigilaban se le acercaron tratando de hablar con él, en un inglés más o menos entendible, querían hablar con él a solas.
La actitud de ellos no era de amenaza, más bien de querer transmitir un mensaje de alguien más, pero con el inglés que manejaban se hacía un poco complicado,  intentando entender lo que le decían los extraños, solo atinó a decir que los vería  después que sería solo después de disfrutar la playa y el clima de esta hermosa tierra; ellos hablando en español le comentaron que lo vería el jefe de ellos en el bar de hotel en la medianoche que por favor asistiera, ahí sabría el motivo de su invitación.
Al retirarse los hombres Raizel se mostró extrañada y pregunto q Frank que sucedía, “no es nada solo querían que les alquilara un departamento de tiempo compartido” tras darle un beso le pidió que olvidara el suceso, se retiraron a disfrutar un paseo por la avenida principal para observar la vista de los numerosos negocios y la hermosa vista del mar tranquilo de la bahía.
La noche invitaba a salir de fiesta en algunos de los lugares que existían en la playa, decidieron entrar al bar del hotel donde se ofrecía música tropical en vivo, además de una gran variedad de cocteles y bebidas para los paladares exigentes de los turistas, el ambiente era inmejorable para divertirse, casi era media noche cuando Frank noto un movimiento inusual para una fiesta varios personas llegaron y tomaron lugares estratégicos, como si algún personaje importante hubiera llegado.
La situación de la ciudad no era precisamente tersa sabía que había muchos conflictos entre bandas delictivas rivales que se disputaban la plaza para la venta de enervantes, pero que a los turista no eran molestados por su carácter de extranjeros, aun así empezó a preocuparse por la integridad de ellos, pero prefirió mantener un perfil bajo para poder en caso de alguna contingencia salir rápido de esa zona; al observar el movimiento de los recién llegados, pudo apreciar a quienes lo habían contactado, llegaron con quien supuso era el líder.
Ellos al verlo le indicaron al jefe que su contacto estaba en el lugar, a los que le hizo llamarlo para de una vez hablar con él; se dirigieron hacia Frank y le indicaron que necesitaba su líder hablar con él, solo le pidió que de alguna manera no hicieran nada extraño y que con gusto hablaría con su jefe, al dirigirse hacia el rostro se le hizo familiar, no recordó exactamente dónde pero su cara la había visto en otro lado.
“Así que Frank Colberg se encuentra en mi ciudad” fueron las palabras de Cesar Díaz líder de una de las bandas con  más presencia en el puerto, otrora miembro del ejército americano, de donde conocía a Frank  y habían combativo juntos en el medio oriente, él había pedido su baja un año antes, y se refugió en México  donde logro su imperio aplicando los métodos de terrorismo y de intimidación que de alguna manera le fueron conocidos dentro de la milicia.
Cesar Díaz no era un personaje común, era precisamente un hombre con muchos recursos tanto materiales como intelectuales, su complexión era atlética, altura de 1.80 más  pelo oscuro y ojos penetrantes como si pudiera meterse en la mente de sus enemigos, era frio al momento de tomar decisiones; no mostraba furia al menos físicamente pero en su  interior era un volcán a punto de hacer erupción.
Frank al ver y reconocer la voz no pudo más que sorprenderse y respirar aliviado de conocer a quien de alguna manera le invitaba a conversar con él, “ha sido mucho tiempo, desde nuestra última misión juntos Cesar;” al sonreír el líder ordeno que los dejaran solos que no había peligro entre ellos, al contrario eran camaradas, al dejarlos solos y empezar a conversar, le dijo que de alguna manera el sabía que se encontraba en el puerto por eso lo hizo vigilar y hacerle saber que quería hablar con él para tratar un asunto que le podría interesar.




No hay comentarios:

Publicar un comentario