Mientras
Raizel le contaba lo sucedido, Galia discretamente se retiró para dejarlos solos, para que se relajaran y
pudiera estar solos; llamando de inmediato a su jefe para informar que el
objetivo se había cumplido de manera exitosa, sin ningún contratiempo y con limpieza,
quedando en regresar al día siguiente después de la hora del almuerzo.
Al
día siguiente después de un generoso almuerzo consistente en comida de la región
se aprestaron a salir de la ciudad, pasando a cargar gasolina para el viaje de
regreso a Acapulco, el chofer le informo que no se llevarían su instrumento (el
fusil), porque los militares estaban revisando a todos los automóviles que entran
y salen del puerto; por lo sucedido el día anterior, además le comento que al
llegar a su destino el fusil estaría ya en su cuarto.
Como
le había dicho el chofer, al llegar le avisaron que su equipaje había llegado
hace una hora y lo subieron a su habitación, y además le llamo su amigo
Cesar Díaz que cuando llegara se comunicaría
con usted; al llegar a su cuarto sonó el teléfono, era Díaz que le tenía ya la
siguiente misión: ir a la sierra del estado a cumplir con otra labor de
limpieza, ahora eran dos objetivos, el líder de la zona y su asistente que la
labor de vigilancia estaba completa los itinerarios estaban fijados, que como en el caso de la costa
seria sencillo cumplir.
Le
programaron la salida en tres días para poder disfrutar el puerto y preparar
todo lo necesario para su viaje que sería en avioneta para evitar los retenes
que tenían instalados en la entrada a la zona serrana del estado; mientras sucedía
esto el propio Díaz se ofreció como guía para la pareja, mostrándoles los
distintos puntos de interés de Acapulco,
al mismo tiempo vigilaba los movimientos de Frank intuyendo que algo podría salir
mal o él se arrepintiera, cosa que al momento olvido cuando le pregunto Frank cuando
saldrían a las prácticas de tiro.
Mientras
conversaban, Frank se dio cuenta que recibía
Cesar algunas llamadas en las que respondía en inglés y se retiraba de donde
estaban, empezó a buscar la manera de averiguar quién era el interlocutor misterioso
de Díaz, suponía que era el americano del que le hablaron los agentes de la DEA;
sus pensamientos fueron interrumpidos
por la voz de su guía que le comento que mañana saldrían a las prácticas de tiro
que posteriormente le llevaría a conocer una finca en la costa.
Nuevamente
contaron con el apoyo de Galia para mantener ocupada a Raizel, le ofreció pasar
unos días en un spa propiedad de un amigo pero era solo para damas, poniendo la
manera de mantener separados por dos días a Frank de Raizel, y el pudiera cumplir su misión
con comodidad si pensar en que podría ella darse cuenta de lo que se encontraba
haciendo.
La
hora era ya para salir al aeropuerto de Acapulco, como siempre conto con la ayuda
del chofer que lo llevo a Zihuatanejo, para llegar a la nave que abordarían para
salir rumbo a la sierra, llegarían a un pueblo llamada Yextla, en medio de la
zona serrana, con cerros circundantes para poder realizar la labor, llegando a
las afueras de la población ya los
esperaba una camioneta de doble tracción
para llevarlos al punto donde le habían indicado que era paso obligado para sus
objetivos.
Le
dijeron que ellos por lo general regresaban alrededor de las cinco de la tarde,
en sus camionetas una detrás de otra con un grupo de personas armadas que eran
sus escoltas, al oír esto pensó que era una trampa, puesto que al parecer no tenía
respaldo y no conocía la zona para poder huir en caso de lograr suprimir a los
objetivos; el chofer lo tranquilizo diciéndole que los hombres estaban ya de su
lado y que solamente harían disparos al aire para disfrazar su complicidad.
“no
le veo caso entonces de realizar esta operación si tienen gente infiltrada”
fueron las palabras de Frank; el chofer le comento que para que no levantaran
sospechas de que desde dentro se forjo la limpieza necesitaban que los escoltas
aparentemente defendieran a sus jefes, no muy convencido de la explicación se
dirigió al punto de observación y tiro, para preparar su nuevo amigo “Morelos B,”
y abastecer de cartuchos necesarios para poder repeler en caso de ser requerido
la andanada de parte de los guaruras.
Se
acercaba la hora de llegada de los objetivos, empezó a preparar todo para
lograr el mejor tiro de cada uno; por lo general los lideres manejaban sus
autos así que solo había que eliminar al chofer de cada camioneta, la hora
llego y no aparecían por el camino, empezó a preguntarse si algunos de los
escoltas había hablado de los planes de eliminar a su jefes; empezó a observar
a su alrededor para detectar movimientos en los parajes cercanos.
Recibió
una llamada al radio que portaba era su chofer que también le servía de guía y
apoyo; diciéndole que se aproximaban las camionetas, preparo el fusil y se
dispuso a ejecutar la labor de limpieza, al aparecer en el camino la primer
camioneta; apunto con precisión al chofer y disparo con eficacia corto de nuevo
cartucho y dirigió la mira al segundo auto pero no vio al chofer, este había salido
al oír el disparo, y mando a sus hombres a cubierto para repeler el ataque, desconcertado no
atino a ver quién era el jefe, pero empezó a ver uno a uno a los hombres que se
movían, dándose cuenta que el líder era quien llevaba una cadena de oro con un dragón de filigrana, ajusto el tiro y disparo dando
en el blanco al momento en que los hombres
se relajaban y dejaban de apuntar.
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