…Si
aquel jefe de la organización era nada y nada menos que Duncan Williamsson, el
padre de Raizel, aquel hombre aparente bonachón y amable con sus clientes en el
banco de la ciudad, era el más astuto cabecilla de una organización internacional,
controlada desde el centro de consumo, no de la producción como se pudiera
pensar, aquel hombre que Frank conocía no era ni la mitad de esa persona con un
poder ilimitado, no solo en el ambiente económico de la ciudad sino también en
el país, y a ahora conocía el verdadero poder que tenía en las manos.
“¿Sorprendido
mi querido yerno?” fueron las palabras que recibió de parte de Duncan, sentado cómodamente
en su escritorio de finas maderas importadas y acorde a la oficina de su casa;
lugar que muchas veces Frank recorrió
cuando visitaba a Raizel, y las innumerables ocasiones en que se ponía a
platicar con su suegro de sus actividades dentro del ejército, así como su
ascenso dentro de los tiradores designados; ahora todo tenía un antecedente de
como aparte de Díaz sabia de sus habilidades.
“Gracias
a ti podemos decir que la zona de Guerrero en México es nuestra completamente,
ahora todos los encargados de la siembra y transporte son nuestros colaboradores;
“fueron las palabras de agradecimiento de su ahora jefe, empezó a platicarle de
cómo pudieron ponerse de acuerdo César Díaz y el para lograr que colaborara en
la implementación del plan de limpieza así como la ayuda invaluable de Galia,
hermana de Díaz quien aparte de servir de distracción de Raizel, fue quien
realmente logro la alianza con algunos jefes regionales.
“Ahora
tu labor será distinta, puesto que regresaras
al servicio activo, solo cumplirás el primer año y tramitaras tu retiro, para
poder realizar con la mejor comodidad tus labores de limpieza ahora en nuestro
territorio,” fue las órdenes recibidas por aquel hombre que ahora desconocía,
dicho esto lo invito a pasar a la sala donde lo esperaban su novia y la familia
para tomar la cena, tendría que fingir que no pasaba nada para no delatar las verdaderas
actividades de Duncan.
La
cabeza de Frank era un caos, por un lado
se derrumbaba el ídolo de buen ciudadano que tenia del padre de Raizel,
por otro lado suprimirlo era prácticamente era firmar el dejar a su novia sin
padre y con el remordimiento de ser el quien lo elimino; todo era un continuo
ir y venir de pensamientos contradictorios, exponer a alguien así no era muy de
su estilo, despejo un poco la mente en
el camino a la sala para poder tener la mejor cara delante dela familia.
En
la sala ya lo esperaban, pero no solo era la familia en pleno, sino que había invitados:
dos personas muy conocidas para él y Raizel; nada más y nada menos que César Y
Galia Díaz, compartiendo la plática con la madre de ella amenamente y
departiendo unos bocadillos, las miradas se dirigieron a los recién llegados
con la alegría de ver a alguien que nuevamente estaba en casa, además de las
sonrisas de complicidad de los Díaz y el padre de su novia; cada uno
representando una especie de comedia para la madre y el otro hijo de los
Williamsson: James, quien recientemente se había graduado de la preparatoria e ingresaría
a la universidad.
La
situación era por demás incómoda para Frank, por un lado tener que hacer algo que
no muy podía hacer: fingir no conocer el pasado de casi todos los miembros de
esa reunión, que quien consideraba un buen hombre era en realidad una persona
distinta, y como dos personas aparentemente lejanas de esta familia estuvieran compartiendo
la plática como su fueran amigos de años, departió
los momentos de la cena pero al terminar esta se retiró, argumentando no
sentirse bien; que de hecho era verdad, pero también necesitaba estar solo para
tranquilizar su mente y pensar que pasos seguir dentro de esta vorágine de
acontecimientos.
Toda
la situación había cambiado ahora tendría que modificar los planes para poder
zafarse de todo esto, pensó en mil soluciones para poder solventar esto desde
el mismo eliminar a los miembros de la organización, pero sin dejar rastros
para no pensar en lo que podría ser una gran pérdida para su novia, pero
algunas de las cosas no saldrían como el esperaba, siempre estaban los
subordinados de Duncan: los hermanos Díaz; quienes de alguna manera sabían cómo
trabajaba Frank, y la manera en que podrían ponerle precio a su cabeza
dentro de la organización.
La
solución vino a su mente en la figura de los agentes de la Agencia Antidrogas;
ello podrían encargarse de quitar de en medio a los involucrados de todo esto;
pero el pendiente principal era sin duda Duncan, quien no solo sería noticia
local sino internacional, por la trascendencia de su detención, el líder de una
organización demasiado grande que controla el tráfico de enervantes y armas
tanto para los EE UU como para los países
latinos.
De
alguna manera el tendría quizá que responder por los crímenes cometidos en
tierras mexicanas, pero sería un riesgo que correría para no involucrarse más
en este asunto, contacto a uno de los agentes que lo visitaron en su hotel en
México, para decirle que podrían capturar al jefe pero que él no quería aparecer
como el delator, por su familia y la
integridad de su investidura de militar, podría ser en calidad de testigo
protegido, para poder señalar a quienes están detrás del poder de esa
organización.
Pasaron
días desde su entrevista con el agente antidrogas; pronto regresaría a sus
actividades dentro del ejército y no veía ningún avance de las investigaciones,
incluso lego a pensar que los agentes habían sido comprados por la organización
de Duncan, caminaba tranquilamente por la calles de Raleigh, observando las
calles atestadas de gente, cuando a lo lejos observo un destello: una especie de espejo que reflejaba
la luz del sol, inmediatamente recordó que probablemente sería una mira telescópica,
cerró los ojos y escucho un sordo disparo y cayó al suelo muerto.
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