Para
Frank la situación le disgustaba cada vez más, no podía entender como estaba
ramificada la red de poder que tenían desde el puerto hacia el estado, para que
de la manera más fácil pudiera acceder a un edificio público no ser revisado y
no ser detenido y la red de corrupción hasta que nivel estaba; por otro lado
estaba más tranquilo puesto que era la última “limpieza” que realizaba y ya
sería libre de alguna manera de todo eso, regresaría a su país para poder
realizar sus labores.
Pero
la vida le tendría preparada una
sorpresa: al llegar a Acapulco fue
recibido por Díaz para decirle que todo su trabajo en este lugar había
terminado, pero que su jefe quería conocerlo en persona al llegar a Estados
Unidos, para que allá siguiera con la labor que tenía acá, sorprendido a la vez
molesto por la situación le recrimino el hecho de volverlo un simple matón a
sueldo, además de que lo amarro para siempre al camino de la organización
delictiva.
César
le comento que no era plan suyo desde el
principio sino que todo fue orquestado desde la Unión Americana, quien implemento
todo fue el jefe de la organización que opera desde allá; al llegar a tu lugar
de origen lo conocerás, además sabrás
los planes que tiene para ti en lo futuro, eres un elemento muy bueno para
nuestras intenciones de hacer un mercado global y controlado por nosotros.
Sus
sospechas ahora tenían un fundamento más sólido, no era solo Díaz quien estaba
desde el principio interesado en sus servicios, sino que algún compatriota lo
tenía ubicado y sabia de sus virtudes como tirador; el problema era saber quién era para poder
entregarlo a la policía o la agencia antidrogas, menudo problema tenía pero
lograría llegar a quién era el titiritero de toda esta obra.
Todo
parecía más claro ahora, algunas cosas aún estaban sueltas, pero ahora era la oportunidad de terminar con
esto entregando al cabecilla de todos; pero para llegar a él necesitaba estar
en el mismo juego, con las cartas encima de la mesa, estuvo de acuerdo
para al llegar a su ciudad esperara el
contacto con el jefe de la organización, decidió además en caso necesario ser
el quien corte de raíz la cabeza de la hidra llamada narcotráfico.
Durante
los siguientes días, disfruto de la bondades del clima y de la ciudad ya sin
pensar en que posible trabajo lo
pondrían; solo dispuso de tiempo para estar al lado de su amada, sin embargo,
no podía olvidar que tendría que hacer para aliviar el sentimiento por tomar la
vida de otra persona, no había olvidado el momento en que disparo a alguien más
que probablemente no tendría relación
alguna con el objetivo.
El
día de partir llego ahora todo quedaría en sus manos, antes de partir Díaz le
comento que lo localizarían en el trascurso de la semana para aclarar detalles
de su nueva empresa y conocer al jefe que lo recibiría en persona; todo estaba
programado al llegar a su ciudad. Frank solo respondió con monosílabos y
abandono la sala rumbo al avión que lo llevaría a Carolina del norte, y donde estaría un poco menos vigilado como
lo estuvo en toda su estadía en el puerto de Acapulco, pero no deberá confiarse
puesto que la organización era muy grande y lo estarían vigilando aunque un
poco más discretamente.
Ya
en el avión se llevó una sorpresa más: no solo viajaban ellos a Estados Unidos,
también lo estaba haciendo también Galia, ella argumento que viajaba para
visitar a sus familiares; esto quizá no era cierto, pero no dijo nada hasta ver
como ella se desenvolvía para lograr despistar a Raizel, quien está contenta de
ver a alguien más que nada a Frank, por su parte también noto a dos viajeros
más: los agentes de la DEA que lo habían visitado al inicio de su estancia en
Acapulco.
Todo
parecía un viaje de familia, los implicados en esta insólita historia; los
protagonistas de ella estaban viajando juntos, solo faltaba César Díaz. Pero ya
sería mucha la coincidencia, reviso nada más para corroborar que no fuera así, decidió
no tomar en cuenta a quienes les acompañaban en el viaje y se quedó dormido.
Al
llegar a los Estados Unidos se sintió un poco diferente no llegaba con pensaba:
sino que llegaba sobresaltado por la inminente entrevista con el jefe de la
organización, además tenía a alguien del gobierno a sus espaldas, vigilando sus
movimientos; Galia también estaba en el juego y quizá era el contacto para
llegar al líder, todo estaba encajando como un rompecabezas faltaban unas
piezas pero todo estaría tarde o temprano.
Aún
tenía tiempo de la licencia del ejército,
así que preparo todo para poder regresar a su base y ahí poder escapar de todo
esto, pero no podía solo irse, Raizel quedaría a merced de los delincuentes, así
que tendría que terminar el trabajo antes de concluir la licencia, si la
licencia terminara no podría hacer ya nada más.
Han
pasado tres días desde su llegada a su ciudad, una persona se le acercó para
darle un recado: el jefe lo citaba para el día siguiente, en un lugar donde
no hubiera ninguna intervención de ningún tipo; ellos lo recogerían en
la avenida principal para llevarlo con el líder.
Todo
estaba dispuesto para la importante cita, necesitaría ser lo más frio que
pudiera para poder ocultar las ganas de matarlo ahí mismo, solo que no podría,
puesto que estaría más vigilado que nada y además no podría portar alguna arma,
sería revisado antes de siquiera tenerlo a la vista; esperaba alguna
oportunidad para poder extirpar de una vez por todas ese cáncer, al llegar al
lugar en lugar de sentir coraje por conocer al capo, su cara se tornó en sorpresa al descubrir quien era el
jefe de la organización: “¡Usted!” fue lo único que alcanzo a decir cuando vio
a la cara a su interlocutor…
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