sábado, marzo 29, 2014

Historias de Luna Llena...

Al sonido de los tambores.
Tomada del la red

La luna llena era el testigo de honor de aquella ceremonia realizada en medio de la selva; el sonido de los tambores era lo que rompía el denso silencio de la noche, los danzantes estaba eufóricos, la ceremonia estaba por alcanzar el clímax puesto que el patriarca estaba poniéndose de pie, para realizar el momento cumbre de todo esto.
Arrodillados frente al patriarca se encontraban dos jóvenes que se disponían a unir sus vidas en matrimonio de acuerdo a las reglas tribales existentes en esa aldea, necesitaban recibir la bendición del líder, así como los parabienes de las familias, la ceremonia debía realizarse en la noche de luna llena para recibir la luz de la madre de sus dioses y le auguren una vida plena de virtudes como esposos.
 Mientras los tambores seguían su rítmico “tam, tam” aunado a los gritos de los danzantes, Mbali, la novia rezaba porque este sentimiento de culpa de no amar realmente su prometido, sino estar enamorada de otra persona, una que no convenía a los intereses de la tribu, más que una boda por amor era una boda política  más que por amor; ella entrego su corazón y su vida a un hombre que no tenía nada que ver con el que estaba a su lado para la ceremonia.
Mientras la ceremonia se llevaba a cabo, una sombra observaba a lo lejos con el sentimiento a flor de piel; odio, tristeza y rabia, se conjugaban para tratar de impedir esa ceremonia, era Thulani, un hombre del pueblo que se enamoró de la nieta del patriarca y que interfería en los planes de los lideres para poder unir a dos tribus  que por generaciones habían estado en conflictos y ahora esto permitiría acabar con toda la historia de rencillas y enfrentamientos.
Silencioso como lo decía su nombre en lengua Zulú, Thulani esperaba algún movimiento que le permitiera poder oponerse a la boda; siguiendo la tradición  de sus antepasados, él podía retar a una pelea a muerte por la mujer que este próxima a casarse, si el futuro marido no aceptaba el reto, lo  esperaba de todos modos la muerte, puesto que por ser un pueblo de origen guerrero no se podía defender al pueblo si no podía defender siquiera a su esposa, consiente aparte de su situación podrían poner a algún otro guerrero para poder defender a su mujer.
Todo estaba dispuesto ya para la ceremonia, todos los preparativos se habían llevado a cabo de manera puntual por parte del sequito del patriarca, hombre sabio de la tribu, que además era quien de alguna manera manejaba las artes adivinatorias, siendo el chamán responsable de la ceremonia, de alguna manera él sabía que la boda no sería lo tranquila que esperaba, puesto que sabía de los amoríos de Mbali y de Thulani, pero por la misma situación de la boda no pudo oponerse, puesto que su principal objetivo era terminar con la lucha de sus pueblos, agotados por las constantes disputas de terrenos de labor y de caza.
Mientras esto pensaba el patriarca observaba a los concurrentes a la ceremonia, todos ellos miembros de las tribus, esperando cumplir cada uno su papel dentro de este evento; los tambores resonaban cada vez con mayor fuerza los danzantes frenéticos, movían el cuerpo al ritmo cada uno de ellos representaba a los elementos y a sus dioses como si estos estuvieran en sus  cuerpos, cada uno tenía su labor especifica.
El grito del patriarca hizo que la música se detuviera y pusieran atención en  las palabras que sería pronunciadas para dar inicio a la boda tribal: “la luna, nuestra madre nos acompaña en esta ocasión, hermanos para que sea testigo como nosotros de la unión no solo es estos jóvenes, sino de nuestros pueblos que durante años han estado en guerra, pero ahora nos unirá no solo en armonía, con la consumación de la unión.”
Thulani al empezar a escuchar la predica del patriarca bajo rápidamente del lugar donde se encontraba, necesitaba llegar en el momento justo para poder lanzar su reto; no contaba con la previsión del patriarca que aposto a hombres armados para evitar que llegara al centro de la aldea, inmediatamente le cortaron el paso, intento esquivarlos pero fue imposible fue repelido y empujado hacia afuera de la aldea.
Las esperanzas de este hombre enamorado no se esfumaban, solo tenía una opción y no la desaprovecharía, era un recurso peligroso pero necesario, entrar por la única zona que no permanecía vigilada, la calzada que daba al cementerio, respetuosos de sus tradiciones esa calle no era vigilada puesto que solo la transitaban para ir a rendir honores a sus muertos y llevarlos al descanso eterno.
Aun con miedo y pensando en las posibles consecuencias de que este sacrilegio le podía acarrear se dispuso a rodear la aldea, para llegar al cementerio y de ahí caminar rápidamente a  la aldea y evitar el matrimonio de su amada; al llegar a la calle se encontró con una mujer vestida de manera festiva, pero con el pelo cubriéndole el rostro, la luz de la luna se reflejaba en la ropa blanca de la mujer, dándole un aspectos fantasmagórico, “a donde te diriges Thulani: ¿vas a tu vida o a tu muerte?” fueron las palabras que la mujer expreso al momento de acercarse el joven.

No hay comentarios:

Publicar un comentario