…La botella de licor poco a poco se iba
terminando quedaba muy poco en el fondo y los cigarros eran cada vez
menos, al parecer esta tarde era de relajarse y beber hasta terminar el whiski,
pero algo atormentaba a nuestro amigo Gustavo; su mente no dejaba de pensar en
lo que tendría que poner en los siguientes párrafos de su mini historia de
novela, pero también sus miedos salían a flote; su soledad no era solo por
decisión, más bien era porque el perdió algo muy bello por su trabajo y su afición al alcohol.
Sin embargo era más la ansiedad de
escribir de alguna manera sus ilusiones y sus deseos, los que pudieron sacarlo
a flote, en su mesa una foto de sus años mozos con una guapa mujer llamada Rocío
le hacían volver a ser el mismo escritor que ella conoció aquel que podía enamorarla
con una poema o con una historia como la que se encontraba escribiendo:
“Al entrar a su casa parecía que no
escuchaba a su madre reprochándole por qué llego un poco tarde; se dirigió a su
habitación y espero una media hora calculando que el llegara a su casa, pero
recordó que no sabía ni siquiera en que colonia o barrio vivía; así que mejor
se preparó para estudiar un rato y esperar un momento para ver si ya había
llegado.
El sonido de su celular le saco de sus
pensamientos, y al ver el identificador de llamadas su corazón se aceleró, era
el número de Julián, se sorprendió al recibir la llamada no esperaba que el
marcara, de hecho ella pensaba llamar, contesto un poco aturdida pero no lo dio
a conocer en su voz, reconoció la voz pero se le hizo un poco más especial, no
había puesto atención en su tono, era un sonido agradable y que le invitaba a
confiar en él.
“Hola espero no interrumpir ningún regaño
o algo similar” le dijo en tono de broma; la sonrisa de ella le indico que no
había sido muy dura la reprimenda, al escucharle la voz el inmediatamente
imagino la escena al teléfono ella en su cuarto y escuchándolo, la voz de Iri
era muy diáfana clara, y que invitaba a largas charlas; “no te preocupes no me
dijo en si nada de ti solo me regaño por llegar un poco tarde.”
“jovencita Iri, me encantaría volver a
platicar contigo frente a frente, eres muy agradable y la verdad no sé cómo ni
cuándo se dio esto, pero creo que fue
buena tu acción de escogerme a mí como tú “patiño” no se tu pero yo me sentí a
gusto a tu lado” al escuchar esto Iri se puso de mil colores al recordar cómo
había conocido a Julián, por el hecho de tomar una decisión para quitarse de
encima a José; pero se contuvo y solo contesto con un “gracias” aparentemente
simple pero que llevaba un gran agradecimiento por encontrar a una persona como
él.
Quedaron para verse un fin de semana para
continuar con su plan por si José volvía a intentar acercarse en el plan de
conquista con ella, encantada de volver a verlo para poder admirar esos ojos
tan especiales que tenía, pero sobre todo por la manera en que el la miraba, lo
que no sabía ella que sus ojos también habían llamado la atención de él y lo
hechizaban y le hacían soñar un poco.
Cada uno se durmió con la esperanza de
volverse a ver, ¿qué podía estar surgiendo en estas vidas, algún acercamiento
más formal, o simplemente para seguir un juego que a ambos le gustaba? Eso lo
veríamos al tiempo porque todo tiene un
propósito y el de ellos era quizá acercarse para conocer lo que ambos sentían
pero que no se atrevían a decir de manera pública sino en su interior dejaban
que se gestara una nueva ilusión en cada uno.”
La fatiga hacia estragos en el ánimo del
escritor el cansancio se conjugaba con la embriaguez producido por el alcohol y
el cigarro, así que decidió apagar el ordenador y descansar para seguir después
con el relato; primero se dirigió a su recamara pero antes paso por el vaso de
licor que estaba vacío y le puso lo último que quedaba en la botella y lo bebió
de un solo trago.
Al parecer el sonido del teléfono sonando
insistentemente era el mejor despertador que tenía a la mano, puesto que lo
saco del sueño en el que estaba en su mundo donde él era dueño y señor del amor
que perdió, volviéndolo a la realidad, que contrastaba con lo soñado.
“Te necesito ver para observar el avance
que llevas para la historia del domingo, la continuación de tu historia rosa”
fueron las palabras del jefe de edición, respondiendo con monosílabos le hizo
ver que lo vería en cuanto se cambiara y tomara un desayuno; “Que no sea nada más
tomarte una copa de licor porque es tu sana costumbre desde hace tiempo…” “no
lo hare,” le interrumpió antes que hiciera mención de su situación sentimental.
Una vez tomado su desayuno se dirigió al
diario, para entregar su parte realizada de la historia para el fin de semana;
llego a la oficina del jefe y le entrego su trabajo, espero a que le dieran el
visto bueno o de plano le regresaran el trabajo como a veces le hacían y tenía
que trabajar contra reloj; pero esta vez solo se limitó a una seña de que
estaba bien.
A punto de salir de la oficina escucho la
voz del jefe pidiéndole que regresara para platicar un momento; imaginando que
era lo que iba a decirle sobre todo por su adicción al alcohol, “Estoy
preocupado por ti no dejas de beber, cada vez que vienes llegas oliendo a
alcohol, soy el único que te soporta porque eres muy bueno en lo que haces,
pero debes de hacer algo para controlar tu vicio” estas palabras taladraron la
mente de Gustavo, pero se mantuvo ecuánime para no darle la razón a su jefe;
pero por dentro sabía que tenía razón y que debía hacer algo.
Saliendo del periódico, lo primero que
hizo fue ir directamente a comprar una botella de whisky y algunos cigarros
para poder continuar con su obra, era su “gasolina de alto octanaje” y la
necesitaba (eso siempre lo justificaba así), pero su ingenio e imaginación era
natural en él; llego a su departamento y puso en su pequeña cocina lo poco de
comer que compro: comida china para el
mismo día y algunos comestibles para sobrevivir en su lugar de gran
inspiración, el lugar que ambos ocuparon y que al fallecer Roció en el
accidente que el de alguna manera provoco fue su único lugar de se sentía en
paz, donde disfrutaron de su amor durante varios años.
“Iri espero con impaciencia la llegada del
fin de semana, no había vuelto a platicar con Julián (aunque ella lo deseaba),
porque no considero correcto hacerlo, sin embargo lo intento un par de veces,
pero al marcar en el celular no realizo la llamada; ya vería como le haría para
poder comunicarse con él. Todos notaron un cambio en Iri, desde la visita del galán
a la universidad; para mala suerte de su compañero José se veía radiante y
sobre todo muy feliz.
Por su parte Julián no había dejado de
pensar en ella, sobre todo paladeando el sabor que le dejo en los labios el
beso imprevisto que el dio cuando la fue a visitar a su escuela; recordando
todo el evento y la siguiente platica con ella en la cafetería, quería marcarle
y decirle muchas cosas contarle su vida y saber mucho más de ella, pero se
contuvo y espero al fin de semana, que se le hacía muy lejano, pero supo tener
un poco de paciencia para aguardar el momento.
El sábado llego, con ello el día de la
cita; Iri se arregló como pocas veces veía su madre, su cara irradiaba un
brillo especial, algo que no lo había visto antes en su hija; le pregunto que
si iba a salir con alguien y si lo conocía,
ella le contesto que si pero no mucho: “el joven que te vino a dejar la
última vez” le respondió que sí, “bueno espero que todo vaya bien, cariño
disfruta el momento y no llegues noche.”
El vestido que escogió para ir a la cita
fue el mejor que le quedaba, el color azul le sentaba muy bien, le hacía lucir
su figura y era su favorito, maquillaje discreto pero la hacía resaltar sus
ojos. Por otro lado Julián se preparaba
para ir a ver a la “jovencita Iri,” como cariñosamente el la llamaba ahora; se
vistió totalmente distinto a como regularmente
lo hacía, no uso traje, se puso unos jeans negros y una camisa a juego de manga larga
zapatos perfectamente lustrados y el pelo corto puesto que apenas había
visitado la peluquería.
Poniéndose su lentes de sol, se encamino
hacia el lugar de la cita, antes paso a ver a su familia, que se sorprendió al
verlo tan arreglado en sábado, a lo que contesto con evasivas que tenía un
compromiso de trabajo y que no podía faltar; respuesta que no convenció a su
madre quien conocía a ese joven como la palma de su mano y era raro verlo
contento y con los ojos con un brillo especial,” está intentando rehacer su
vida” fue lo primero que pensó, le dio palmada y le dijo que no llegara tarde a
su cita.
La puntualidad era una de sus principales
cualidades de Julián, llego temprano a la cita, prefería esperar a hacer esperar
a una dama; se sentó en una banca del parque y se dispuso a esperar, no tuvo
que esperar mucho, puesto que ella llego uno minutos después caminando a paso
ligero, pero firme, buscando con la mirada a su “novio”, no lo vio a primer
vistazo; hasta que el la llamo por la manera que se le empezaba a hacer
conocido: “jovencita Iri”.
Al voltear a ver hacia dónde provenía la
voz se quedó sorprendida; la persona que la había llamado no era la misma que había
visto cuando lo conoció, vestía en jeans con camisa a juego manga larga, lentes
oscuros de aviador y una sonrisa cálida; era Julián que también ponía una cara
de sorpresa y de aprobación sobre la figura que veía dirigiéndose hacia él, ambos
no pudieron evitar una sonrisa de aprobación de cómo se veía uno y otro.
“Hola como estas” fueron las palabras de
Iri al llegar al lado de Julián y le dio un beso en la mejilla, siendo
correspondida por él, le invito a sentarse juntos; “como has estado ¿Cómo va la
escuela?” fue la pregunta inicial, ella le comento que todo en orden sin contratiempos,
sin vacilar el comentó: “me gusta cómo te vez eres muy linda pero con ese
vestido te ves divina”, este comentario hizo sonrojar a Iri que no esperaba un
comentario tan directo.
“Creo que tenemos una tarde para platicar
o que sugieres hacer, podemos ir al cine, o ir tomar un café o un vuelta por el
centro” propuso Julián; ella le dijo que podían ir a ver una película, pero
como no sabía los gustos de él lo dejaba a su elección; decidieron ir a la cafetería donde habían pasado
en su primera cita (por así llamarlo), así
que con paso firme se dirigieron al lugar.
Las ideas que le daban vueltas a ambos era
diversas; desde como iniciar la plática de que podían hablar sin apenas
realmente se conocían, cada uno pensaba casi lo mismo así que inconscientemente
preguntaron al unísono “¿qué piensas?” al oírse no pudieron más que sonreír con
aires de complicidad, “al parecer pensamos un poco igual, la verdad me gustaría
saber más de ti y que sepas de mi” fueron las palabras de Iri.
“Es un placer volverlos a ver por acá”
fueron las palabras del mesero al llegar a la cafetería; “aún recuerdo su
pedido ¿lo quieren igual o van a hacer algún cambio?” asintieron sin dudar un
capuchino y un chocolate y pastel, una vez instalados, comenzaron las preguntas
por parte de ambos en un juego de preguntas alternadas: “¿de dónde eres?”
pregunto por principio de cuentas Iri a Julián; él le contesto que de la misma
ciudad donde estaban, que nació aquí. Al tocarle el turno a él, Iri esperaba
una pregunta similar a la que ella formulo grande fue su sorpresa cuando él le pregunto:
“¿Por qué me escogiste a mí para ayudarte con tu compañero José?”…