martes, diciembre 03, 2013

Relatos ... El Club de los Divorciados II

Luisa quizá era quien más se asimilaba la situación por la que vivía en ese momento Adriana;  su situación de divorcio fue más complicada porque su ex esposo no solo la abandono con sus hijos sino que le dejo un mar deudas  por cubrir y simplemente huyo, dejándola desamparada con sus tres hijos y a la buena de Dios.
“Cuando  él se fue la verdad sentí que el mundo se me venía encima, aparte me dejo con una deuda enorme de una tienda de allá de donde era el, por otro lado yo había dejado de trabajar en ese momento, y mi liquidación no sería suficiente para solventar todo lo que me esperaba; la comida de mis hijos y la escuela, afortunadamente mis padres me apoyaron en todo ese momento traumático,”  con esas palabras luisa le conto a grandes rasgos su historia; una historia que de alguna manera convenció luisa de que tendría que luchar sola por el bienestar de sus hijos; empezó a trabajar vendiendo tarjetas en centro comerciales, durante algunos años, hasta que se le presento la oportunidad en esa empresa donde actualmente labora.
Cuando llego a la empresa fue mero trámite puesto que su experiencia en ventas le ayudo bastante, cubrió sus expectativas de poder darles una buena vida a sus hijos, además encontró apoyo suficiente para poder realizarse un poco más profesionalmente, ahora sigue en el trabajo con muchas ganas volviéndose la mano derecha de juan.
Por otro lado también gracias a las pláticas con sus compañeros logro por fin obtener una pensión para sus hijos de parte de su ex marido, que aunque a regañadientes tiene que depositar en una cuenta bancaria a nombre de ella.
Adriana tenía miedo de decirle a sus familiares de la situación que estaba pasando;  sus compañeros le hacían hincapié que tenía que decirles, que de hecho ellos ya sabían algo de la situación, sino todo, si a grandes rasgos; ella se mostraba reacia a decirles, tuvo que pasar un accidente en una llamada dirigida a su todavía esposo, pero en realidad llamo a su padre; esto la motivo a comentarle de una vez la situación, su padre cuando la tuvo enfrente solo atinó a decirle: “hija ya sabía que tenías problemas solo estaba esperando a ver cuándo me tendrías la suficiente confianza para hablar conmigo” al oír esto Adriana se puso a llorar en los brazos de su padre quien la conforto y le dio palabras de ánimo.

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