...
Aun cuando su sorpresa era muy grande y su cara estaba roja como tomate, en su
interior su corazón no dejaba de latir apresuradamente; cada palabra le expresaba lo que el sentía por
ella y ella pensando que solo lo hacía por tener la chica que quisiera a su
lado, cuando el quería que esa chica fuera Rocio, dejo la libreta en la mochila
y se sentó en su lugar dejando las cosas
como estaban.
Cuando
Gustavo llego a su salón nuevamente, ya más aliviado, y no volteo a ver a Roció
pero sintió su mirada en la nuca pero no la sintió como antes nada, esta era
distinta, volteo y observo una sonrisa distinta hacia él; al principio lo
desubico pero después se sintió muy animado, cada ocasión que volteaba durante
la clase para observarla noto que ella bajaba la mirada.
Tan
intrigada quedo Rocio de lo leído que empezó a buscar la manera de conocer más
sobre lo que el sentía por ella, empezó a hacerle más platica y tratar de hacer
confesar sus sentimientos, pero él era un hueso duro de roer, no muy le decía de
donde salía su inspiración pero que probablemente ella suponía, en la platicas que
empezó a tener con él, se dio cuenta que era muy sensible, que sus gustos no
eran muy bizarros, al contrario era como un complemento de ella, le gustaba
mucho el tango (esto la sorprendió mucho), ella por lo general no le gustaba
mucho el baile; de hecho decía que tenía dos pies izquierdos.
Ya
más familiarizados uno con otro el tomo valor y la invito a un salón de baile
en donde bailarían tango, ella dijo no de inmediato; pero fue tanta la
insistencia de él y con la mirada de borrego a medio morir que no tuvo más
remedio que aceptar, solo le pidió le dijera como podía ir vestida, ya que no
era una situación normal de ir a bailar nada mas era un baile distinto elegante
para ella, le dijo que llevara un vestido cómodo y sencillo que no se le haría difícil
aprender un poco.
La
cita se realizó en un salón muy elegante llamado “Paris” acorde a lo que se llevaría
a cabo en él; ella llego con un vestido negro entallado con una abertura e
medio muslo que mostraba cuando caminaba, el con un traje oscuro acorde al momento, el quedó maravillado cuando
vio le hermosa silueta de Rocio ella a su vez se asombró de su acompañante al verlo
tan elegante, al entrar al salón, parecía que entraba a un mundo distinto al de
ellos, un lugar acogedor que los invitaba al romance.
Escogieron
una mesa cercana a la pista de baile para poder observar a las parejas como se desenvolvían
en el baile, ella sabía que a él le gustaba el tango; pero nunca lo había visto bailar, así que tenía
dudas que el bailaba, estaba en parte intranquila por tener que bailar pero por
otra parte se sentía segura con él a su lado; cuando empezó a escucharse el
tango llamado “Volver” interpretado por Carlos Gardel, Gustavo con delicadeza le extendió la mano para sacarla a
bailar, Rocio solo atino a tomar la mano que le ofrecía un baile sensual con
una melodía de amor que ella no esperaba, empezó a sentirse nerviosa puesto que
nunca había bailado tango, a lo que él le susurró al oído “ no tengas miedo es
una canción suave para bailar,” ella solo sonrió y se dejó llevar no solo por la música sino también
por esos ojos que empezaba a ver no como
a un amigo si no como alguien que podría
ser un acompañante de su vida.
Después
de terminada la pieza, se disponían a sentarse a tomar una copa para mitigar la
sed, cuando el maestro de ceremonias hizo una presentación; “damas y caballeros
tenemos a un buen exponente de esta hermosa música argentina, adorador del
tango y su precioso baile, le vamos a pedir a nuestro amigo Gustavo Cesarman Alarcón, nos deleite con su voz
entonando un tango de Gardel.” Rocio no salía de su asombro por lo escuchado:
primero no sabía que el bailara y que además cantara y fuera conocido por esa
habilidad.
Al
levantarse Gustavo para entonar una canción le susurró al oído a Rocio “no te
creas solo soy un aficionado en esto, espero te guste”, cuando la música se escuchó
él se dispuso a entonar la letra de la canción “A media Luz” también de Gardel,
dedicándolo a quien le acompañaba, ella quedo sorprendida y a l vez halaga por
la dedicatoria sobre todo cuando escucho estas parte del tango:
“Y
todo a media luz,
que
es un embrujo el amor,
a
media luz los besos,
a
media luz los dos.
Y
todo a media luz
crepúsculo
interior.
¡Qué
suave terciopelo
la
media luz de amor!”
Embelesada
por la música y quien la interpretaba no atinaba a reaccionar era muchas cosas
que estaba descubriendo de aquel muchacho, las cualidades y además no era
alguien común, empezaba a verlo como realmente
era un tipo con sentimiento artístico que no solo era un escritor y poeta sino también
alguien que sentía amor por lo que hacía,
sus pensamientos fueron cortados de tajo cuando Gustavo llego a ella
para volver a sacarla a bailar esta vez con el tango favorito de el: “el día
que me quieras” ella extasiada le dio la mano y se dejó conducir suavemente
hacia la pista, ya sin miedo y con una sonrisa que hacía que la luz del lugar
era opaca para Gustavo.
Al
empezar a bailar al ritmo suave de la música, el empezó a decirle que para él
era importante que ella estuviera ahí; compartiendo su hermoso tiempo, que se
diera cuenta que no era nada más capricho u obsesión estar a su lado, y le
formulo la pregunta del millón de dólares: “¿Quieres ser mi novia? Ella al
escuchar estas palabras se quedó sin que decir y no pudo bailar mas pero no se movió
de ahí sé que mirando los ojos que ya la habían hechizado, que además expresaban
algo que ella no entendía, pero que su corazón le hacía sentir como algo muy
bello.
El
corazón no dejaba de latir con fuerza en el pecho de Gustavo, no entendía lo que
pasaba, él pensó que ella no quería estar a su lado que por eso se había quedado
muda y no se movía, su mente tenía muchas dudas sobre lo que pasaba, pero
espero los segundo que se le hicieron eternos cuando ella por fin pudo decirle
algo: “me has sorprendido con esta hermosa velada, no esperaba muchas cosas
solo creía que veríamos a los demás bailar, no que tú y yo lo haríamos, no se
bailar y tú me hiciste hacerlo, te escuche cantar y sentir el sentimiento que le
ponías y ahora me pides algo que de alguna manera yo quería desde que supe lo que
sentías por mi” al escuchar esto el sorprendido fue el, puesto que de alguna
manera nadie sabía lo que realmente sentía por ella solo César, un amigo de Gus , quien aparte era compañero de parrandas y que tenía
mucha discreción en lo que se le confiaba, fuera del nadie sabía quién era el
amor de su vida...
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