domingo, diciembre 22, 2013

Relatos...La historia de Gustavo III

... Aun cuando su sorpresa era muy grande y su cara estaba roja como tomate, en su interior su corazón no dejaba de latir apresuradamente;  cada palabra le expresaba lo que el sentía por ella y ella pensando que solo lo hacía por tener la chica que quisiera a su lado, cuando el quería que esa chica fuera Rocio, dejo la libreta en la mochila y se sentó en su lugar  dejando las cosas como estaban.
Cuando Gustavo llego a su salón nuevamente, ya más aliviado, y no volteo a ver a Roció pero sintió su mirada en la nuca pero no la sintió como antes nada, esta era distinta, volteo y observo una sonrisa distinta hacia él; al principio lo desubico pero después se sintió muy animado, cada ocasión que volteaba durante la clase para observarla noto que ella bajaba la mirada.
Tan intrigada quedo Rocio de lo leído que empezó a buscar la manera de conocer más sobre lo que el sentía por ella, empezó a hacerle más platica y tratar de hacer confesar sus sentimientos, pero él era un hueso duro de roer, no muy le decía de donde salía su inspiración pero que probablemente ella suponía, en la platicas que empezó a tener con él, se dio cuenta que era muy sensible, que sus gustos no eran muy bizarros, al contrario era como un complemento de ella, le gustaba mucho el tango (esto la sorprendió mucho), ella por lo general no le gustaba mucho el baile; de hecho decía que tenía dos pies izquierdos.
Ya más familiarizados uno con otro el tomo valor y la invito a un salón de baile en donde bailarían tango, ella dijo no de inmediato; pero fue tanta la insistencia de él y con la mirada de borrego a medio morir que no tuvo más remedio que aceptar, solo le pidió le dijera como podía ir vestida, ya que no era una situación normal de ir a bailar nada mas era un baile distinto elegante para ella, le dijo que llevara un vestido cómodo y sencillo que no se le haría difícil aprender un poco.
La cita se realizó en un salón muy elegante llamado “Paris” acorde a lo que se llevaría a cabo en él; ella llego con un vestido negro entallado con una abertura e medio muslo que mostraba cuando caminaba, el con un traje oscuro  acorde al momento, el quedó maravillado cuando vio le hermosa silueta de Rocio ella a su vez se asombró de su acompañante al verlo tan elegante, al entrar al salón, parecía que entraba a un mundo distinto al de ellos, un lugar acogedor que los invitaba al romance.
Escogieron una mesa cercana a la pista de baile para poder observar a las parejas como se desenvolvían en el baile, ella sabía que a él le gustaba el tango;  pero nunca lo había visto bailar, así que tenía dudas que el bailaba, estaba en parte intranquila por tener que bailar pero por otra parte se sentía segura con él a su lado; cuando empezó a escucharse el tango llamado “Volver” interpretado por Carlos Gardel, Gustavo con  delicadeza le extendió la mano para sacarla a bailar, Rocio solo atino a tomar la mano que le ofrecía un baile sensual con una melodía de amor que ella no esperaba, empezó a sentirse nerviosa puesto que nunca había bailado tango, a lo que él le susurró al oído “ no tengas miedo es una canción suave para bailar,” ella solo sonrió  y se dejó llevar no solo por la música sino también por esos ojos que empezaba a ver  no como  a un amigo si no como alguien que podría ser un acompañante de su vida.
Después de terminada la pieza, se disponían a sentarse a tomar una copa para mitigar la sed, cuando el maestro de ceremonias hizo una presentación; “damas y caballeros tenemos a un buen exponente de esta hermosa música argentina, adorador del tango y su precioso baile, le vamos a pedir a nuestro amigo Gustavo  Cesarman Alarcón, nos deleite con su voz entonando un tango de Gardel.” Rocio no salía de su asombro por lo escuchado: primero no sabía que el bailara y que además cantara y fuera conocido por esa habilidad.
Al levantarse Gustavo para entonar una canción le susurró al oído a Rocio “no te creas solo soy un aficionado en esto, espero te guste”, cuando la música se escuchó él se dispuso a entonar la letra de la canción “A media Luz” también de Gardel, dedicándolo a quien le acompañaba, ella quedo sorprendida y a l vez halaga por la dedicatoria sobre todo cuando escucho estas parte del tango:
“Y todo a media luz,
que es un embrujo el amor,
a media luz los besos,
a media luz los dos.
Y todo a media luz
crepúsculo interior.
¡Qué suave terciopelo
la media luz de amor!”
Embelesada por la música y quien la interpretaba no atinaba a reaccionar era muchas cosas que estaba descubriendo de aquel muchacho, las cualidades y además no era alguien común,  empezaba a verlo como realmente era un tipo con sentimiento artístico que no solo era un escritor y poeta sino también alguien que sentía amor por lo que hacía,  sus pensamientos fueron cortados de tajo cuando Gustavo llego a ella para volver a sacarla a bailar esta vez con el tango favorito de el: “el día que me quieras” ella extasiada le dio la mano y se dejó conducir suavemente hacia la pista, ya sin miedo y con una sonrisa que hacía que la luz del lugar era opaca para Gustavo.
Al empezar a bailar al ritmo suave de la música, el empezó a decirle que para él era importante que ella estuviera ahí; compartiendo su hermoso tiempo, que se diera cuenta que no era nada más capricho u obsesión estar a su lado, y le formulo la pregunta del millón de dólares: “¿Quieres ser mi novia? Ella al escuchar estas palabras se quedó sin que decir y no pudo bailar mas pero no se movió de ahí sé que mirando los ojos que ya la habían hechizado, que además expresaban algo que ella no entendía, pero que su corazón le hacía sentir como algo muy bello.

El corazón no dejaba de latir con fuerza en el pecho de Gustavo, no entendía lo que pasaba, él pensó que ella no quería estar a su lado que por eso se había quedado muda y no se movía, su mente tenía muchas dudas sobre lo que pasaba, pero espero los segundo que se le hicieron eternos cuando ella por fin pudo decirle algo: “me has sorprendido con esta hermosa velada, no esperaba muchas cosas solo creía que veríamos a los demás bailar, no que tú y yo lo haríamos, no se bailar y tú me hiciste hacerlo, te escuche cantar y sentir el sentimiento que le ponías y ahora me pides algo que de alguna manera yo quería desde que supe lo que sentías por mi” al escuchar esto el sorprendido fue el, puesto que de alguna manera nadie sabía lo que realmente sentía  por ella solo César, un amigo de Gus , quien  aparte era compañero de parrandas y que tenía mucha discreción en lo que se le confiaba, fuera del nadie sabía quién era el amor de su vida...

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