---Cada
vez se le hacía más importante saber de ella, quien en realidad era esa niña
tan hermosa que irradiaba felicidad y sobre todo armonía, algo que a él le
faltaba muchas veces, pero al parecer desde la última ocasión que platicaron
(al inicio de la carrera intercambiaron alguna palabras y después solo “hola” y
“adiós”), solo sabía que su carrera solo la estaba cursando por darle gusto a
su familia, pero era buena también en su labor.
Ella
era más o menos de la misma estatura que él, el pelo castaño oscuro y un color
de ojos color verde, que la hacían ver muy linda; complexión delgada y la
cualidad que Gustavo adoraba: su hermosa sonrisa coronada por unos dientes
perfectos, además de una cadencia al caminar que cualquiera volteaba a verla.
Siempre
que se encontraban ella se limitaba a sonreír y por educación respondía a su
saludo, pero él no quería solo eso; ella se estaba volviendo no una obsesión, más
bien se estaba volviendo algo indispensable para él, buscaba el momento para hablar con ella, pero
siempre se escurría por un lado cuando se veía rodeado de sus compañeros que le
pedían ayuda para sus trabajos o para que las chicas le pidieran una poesía;
esto lo volvía loco puesto que ellos no reparaban en la mirada de ella y como
el buscaba para donde salía.
Una
noche después de salir de clases, Rocio se disponía a irse a su casa cuando
llego Gustavo pidiéndole le concediera unos minutos, ella extrañada le dijo que
disponía de cinco minutos solamente que se le hacía tarde; “perfecto, es lo único
que necesito para decirte que me gustaría que fuéramos amigos, eres muy linda y
sé que no eres como las demás que solo buscan halagos y zalamerías de los demás,
te gusta que te valoren por lo que vales y no por lo exterior y por eso quiero
ser tu amigo, sino lo quieres no hay problema.”
La
manera en que Gustavo le dijo las cosas la asombraron puesto que no esperaba que
alguien como él la conociera así, aun
sin reponerse de la sorpresiva propuesta le dijo que si pero con sus
condiciones: “ok está bien, si quieres seremos amigos pero con algunas cosas que
quiero pedirte: primero nunca me hables cuando vengas en estado inconveniente,
no me gusta que bebas en exceso, otra no me quieras tratar como a tus “amiguitas”
no soy un trofeo para ti soy una persona.”
Sorprendido
por las condiciones que ella la puso, acepto de inmediato, puesto que lo que sentía
por ella no era solo un capricho; “claro
que hare lo que me pides, pero también gen en cuenta que mi vida ha sido así
desde hace mucho, no puedo quitarme algo de la noche a la mañana; ten por
seguro que no eres una amiguita más como tú dices, si gustas te acompaño a tu
casa ¿Qué te parece? “No gracias” fue
una respuesta tajante pero con una sonrisa que presagiaba que no todo estaba
perdido.
Nadie
en la escuela podía creer lo que observaba, Gustavo llegaba temprano a la
escuela, arreglado y sin cara de sufrir “resaca” en pocas palabras era otro, ese
cambio sorprendió aún más a Rocio no dando crédito a lo que sus ojos veían; al dirigirse hacia ella comprobó que no olía a
alcohol, y esbozo una sonrisa de satisfacción se sorprendió mas al recibir la petición
de ayuda por parte de Gus, “como sabes no soy muy bueno en estadística, así que
te pido de favor me ayudes con algunos problemas.”
Los
días trascurrieron con algunos cambios en la escuela, se encontraba a un Gustavo
más centrado en sus clases y más sobrio,
pero no siempre; había ocasiones en que llegaba con aliento alcohólico pero
en esas ocasiones ni siquiera se acercaba a Rocio, ella le agradecía el gesto
con una sonrisa, en una de esas ocasiones por no acercarse a ella dejo su
mochila en su butaca y se fue a refrescar al baño; al salir de prisa tiró la mochila quedando Rocio levanto todas
pero se detuvo en la última puesto que no era de ninguna materia, pero se
encontraba llena de escritos diversos, al hojearla al azar descubrió algo que la
sorprendió mucho: escritos dirigidos hacia ella con diversas fechas que ella
recordaba claramente.
“¿sabrás
algún día que me gustas Rocio? La verdad no lo sé pero no quiero averiguarlo
ahora, quizá en otro tiempo y en otras circunstancias, sería la pregunta del millón
de dólares, pero ahora no se si en realidad lo quiero saber. Eres linda tanto
por dentro como por fuera, eso me hace verte de manera muy especial, me gustas
mucho pero no debes saberlo aun ; hasta que mis problemas se resuelvan, además de
conocer que terrenos piso en relación a lo que puedas sentir hacia mi persona.
Cuando
no te veo me siento un poco raro, no veo tus ojos ni escucho esa sonrisa
cristalina; me siento muy solitario aun rodeado de gente, eres un oasis en mi
desierto de soledad, el simple hecho de verte me hace sentir muy bien es como
un bálsamo que alivia mi tristeza y si no te veo siento que mi día no está completo, espero
verte pronto querida Rocio para saber cómo estas.”
La
cara de Rocio se puso de mil colores al saber de esta manera los sentimientos
de Gustavo hacia ella, ahora comprobaba que los rumores eran ciertos que él tenía
una ilusión pero que ella no le hacía caso; que era ella quien le robaba el sueño y que el
de alguna manera estaba en sus mente muchas
ocasiones, era de alguna manera correspondida...
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