sábado, diciembre 21, 2013

Relatos... La historia de Gustavo II

---Cada vez se le hacía más importante saber de ella, quien en realidad era esa niña tan hermosa que irradiaba felicidad y sobre todo armonía, algo que a él le faltaba muchas veces, pero al parecer desde la última ocasión que platicaron (al inicio de la carrera intercambiaron alguna palabras y después solo “hola” y “adiós”), solo sabía que su carrera solo la estaba cursando por darle gusto a su familia, pero era buena también en su labor.
Ella era más o menos de la misma estatura que él, el pelo castaño oscuro y un color de ojos color verde, que la hacían ver muy linda; complexión delgada y la cualidad que Gustavo adoraba: su hermosa sonrisa coronada por unos dientes perfectos, además de una cadencia al caminar que cualquiera volteaba a verla.
Siempre que se encontraban ella se limitaba a sonreír y por educación respondía a su saludo, pero él no quería solo eso; ella se estaba volviendo no una obsesión, más bien se estaba volviendo algo indispensable para él,  buscaba el momento para hablar con ella, pero siempre se escurría por un lado cuando se veía rodeado de sus compañeros que le pedían ayuda para sus trabajos o para que las chicas le pidieran una poesía; esto lo volvía loco puesto que ellos no reparaban en la mirada de ella y como el buscaba para donde salía.
Una noche después de salir de clases, Rocio se disponía a irse a su casa cuando llego Gustavo pidiéndole le concediera unos minutos, ella extrañada le dijo que disponía de cinco minutos solamente que se le hacía tarde; “perfecto, es lo único que necesito para decirte que me gustaría que fuéramos amigos, eres muy linda y sé que no eres como las demás que solo buscan halagos y zalamerías de los demás, te gusta que te valoren por lo que vales y no por lo exterior y por eso quiero ser tu amigo, sino lo quieres no hay problema.”
La manera en que Gustavo le dijo las cosas la asombraron puesto que no esperaba que alguien como él la conociera así,  aun sin reponerse de la sorpresiva propuesta le dijo que si pero con sus condiciones: “ok está bien, si quieres seremos amigos pero con algunas cosas que quiero pedirte: primero nunca me hables cuando vengas en estado inconveniente, no me gusta que bebas en exceso, otra no me quieras tratar como a tus “amiguitas” no soy un trofeo para ti soy una persona.”
Sorprendido por las condiciones que ella la puso, acepto de inmediato, puesto que lo que sentía por ella no era solo un capricho;  “claro que hare lo que me pides, pero también gen en cuenta que mi vida ha sido así desde hace mucho, no puedo quitarme algo de la noche a la mañana; ten por seguro que no eres una amiguita más como tú dices, si gustas te acompaño a tu casa ¿Qué te parece?  “No gracias” fue una respuesta tajante pero con una sonrisa que presagiaba que no todo estaba perdido.
Nadie en la escuela podía creer lo que observaba, Gustavo llegaba temprano a la escuela, arreglado y sin cara de sufrir “resaca” en pocas palabras era otro, ese cambio sorprendió aún más a Rocio no dando crédito a lo que sus ojos veían;  al dirigirse hacia ella comprobó que no olía a alcohol, y esbozo una sonrisa de satisfacción se sorprendió mas al recibir la petición de ayuda por parte de Gus, “como sabes no soy muy bueno en estadística, así que te pido de favor me ayudes con algunos problemas.”
Los días trascurrieron con algunos cambios en la escuela, se encontraba a un Gustavo más centrado en sus clases y más sobrio,  pero no siempre; había ocasiones en que llegaba con aliento alcohólico pero en esas ocasiones ni siquiera se acercaba a Rocio, ella le agradecía el gesto con una sonrisa, en una de esas ocasiones por no acercarse a ella dejo su mochila en su butaca y se fue a refrescar al baño; al salir de prisa  tiró la mochila quedando Rocio levanto todas pero se detuvo en la última puesto que no era de ninguna materia, pero se encontraba llena de escritos diversos, al hojearla al azar descubrió algo que la sorprendió mucho: escritos dirigidos hacia ella con diversas fechas que ella recordaba claramente.
“¿sabrás algún día que me gustas Rocio? La verdad no lo sé pero no quiero averiguarlo ahora, quizá en otro tiempo y en otras circunstancias, sería la pregunta del millón de dólares, pero ahora no se si en realidad lo quiero saber. Eres linda tanto por dentro como por fuera, eso me hace verte de manera muy especial, me gustas mucho pero no debes saberlo aun ; hasta que mis problemas se resuelvan, además de conocer que terrenos piso en relación a lo que puedas sentir hacia mi persona.
Cuando no te veo me siento un poco raro, no veo tus ojos ni escucho esa sonrisa cristalina; me siento muy solitario aun rodeado de gente, eres un oasis en mi desierto de soledad, el simple hecho de verte me hace sentir muy bien es como un bálsamo que alivia mi tristeza y si no te veo  siento que mi día no está completo, espero verte pronto querida Rocio para saber cómo estas.”

La cara de Rocio se puso de mil colores al saber de esta manera los sentimientos de Gustavo hacia ella, ahora comprobaba que los rumores eran ciertos que él tenía una ilusión pero que ella no le hacía caso;  que era ella quien le robaba el sueño y que el de alguna manera estaba en sus mente  muchas ocasiones, era de alguna manera correspondida...

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