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su primer reacción fue de coraje; cómo demonios todos sabían de su relación y
de quien era quien y ella haciendo una tormenta en un vaso con agua, y después
de tranquilizarse de alegría por saber que sus padres y su novio no tenían en
apariencia conflictos; además podrían
socializar más fácilmente cuando lo lleve a su casa para presentarlo como su
novio, sin tener la presión de saber cómo reaccionarían ellos al saber la
verdad.
Llego
el fin de semana para ir a la casa de Rocio para conocer a sus padres, quedaron
en llegar juntos; así que se reunieron primero en un parque cercano a su casa,
para ultimar detalles sobre cómo se presentaría el con su padre y su mamá, “no
te preocupes amor, creo que estas muy nerviosa; tranquilízate ya verás que todo
estará bien,” fueron las palabras de aliento de Gustavo, aunque por dentro se
moría de nervios, una cosa es tratar al director del diario y otra al padre de
su novia, aunque fueran la misma persona.
El
llego con un traje formal negro con camisa color gris claro, corbata a juego
con el conjunto, sus infaltables lentes oscuros y un ramo de flores en la mano;
ella con un vestido color rojo con vivos en negro, zapatillas negras y bolso a juego, muy guapa
ella como siempre la veía Gustavo; “caramba parece que vamos a una fiesta” fue
la expresión de ella al verlo y sobre todo al notar que de alguna manera habían
coincidido en cuanto al vestuario para la ocasión.
Un
tierno beso le cerro la boca: “mejor nos vamos, no me gusta hacer esperar a
nuestros anfitriones” y caminaron las pocas calles que separaban al parque de
su casa, situada en una de las colonias mejor acomodadas de la ciudad; el no
conocía donde vivía; por lo general siempre se veían fuera de la casa de ella y
la dejaba en la calle principal, se sorprendió de la casa que tenía enfrente,
era una casa antigua pero muy bien conservada; “esta casa la construyo mi
abuelo cuando lograron darle forma a su
proyecto de toda la vida: el periódico, siendo el algo joven todavía y mi padre
un niño.”
Quien
les abrió al tocar el timbre fue la mama de Rocio, una señora de unos 45 años,
con cierto parecido a su hija, sonrisa franca y mirada penetrante, pero sin
perder el estilo, los invito a pasar y los paso a la sala donde los esperaba ya
su padre, leyendo su diario favorito (“La Fuente” por supuesto), hojeando el
suplemento dominical y haciendo algunas observaciones al trabajo que estaba
terminado para corregir la próxima edición.
Al
escuchar que los jóvenes llegaban, dejo el diario a un lado y se levantó de su cómodo
sillón para saludar al invitado de su hija, “creo que no tenemos que
presentarnos, pero me da gusto saber que eres el novio de mi hija, mi esposa me
ha platicado algunas cosas de ti y conozco algunas otras yo personalmente; al oír
esto Rocio no pudo evitar sentirse incomoda, solo esperaba que no hubiera ido a
entregar algún trabajo con aliento alcohólico
o incluso ebrio; al observar a su padre
como saludaba a Gustavo se dio cuenta que probablemente era así.
“El
gusto es mío señor, gracias por aceptar que viniera a su casa a conocerlo mejor
y conocer a su bella esposa,” al decir esto le ofreció el ramo de flores a la
madre de Rocio, que sorprendida recibió el presente y lo llevo a poner agua a
un florero para dejarlas en una de las mesitas de la sala; “tomen a asiento y
díganme jovencitos que piensan de su relación, y ¿cuánto tiempo llevan juntos?”
La
pregunta no podía ser más directa, y sobre todo viniendo de alguien que está
acostumbrado a realizarlas de manera cotidiana, forjado desde abajo en el
ámbito periodístico, hasta llegar a ser el director en jefe después de su padre
quien al dejar el diario en sus manos se retiró a descansar hasta que falleció;
la cara de ambos fue de sorpresa y
admiración puesto que no esperaban que la bala fuera directo a ellos
así; solo atinaron a decir un “estamos conociéndonos” cuando la mamá de Rocio
los interrumpió con un refrigerio y unas copas de licor en una charola.
Después
de disfrutar una velada tranquila en la que los padres de ella conocieron a su
futuro yerno, supieron cómo se conocieron y se hicieron novios, también Rocio
supo cómo fue que Gus supo del empleo, su padre mando a un reportero a la
universidad donde estudiaban para poner una convocatoria para el trabajo,
entregándole un anuncio a Gustavo y por referencias de los estudiantes le
comento que fuera lo antes posible a entrevistarse con el director.
Al
despedirse Rocio de él, le comento al oído a Gus: “gracias por estar hoy aquí a
mi lado me has hecho una mujer muy feliz y sobre todo me has demostrado cuánto
me amas,” y le dio un beso muy intenso que provoco en Gustavo una euforia que
no conocía, pero se controló y le correspondió al momento, al retirarse todavía
se dio vuelta para mandarle un beso y decirle cuanto la amaba...
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